A propósito de una conferencia en Estocolmo: una opinión personal sobre el «Trastorno por déficit de atención con hiperactividad»

31 Ene

 


Lotta Abrahamsson. Profesora de la Universidad Lineo de Vaxjo, quien en su infancia fue diagnosticada de padecer ADHD. Foto publicada en su página de Facebook

Me topé por primera vez con el tema del ADHD (Attention deficit hyperactivity disorder), o como se dice en español «Trastorno por déficit de atención con hiperactividad» ;harán ya unos 13 años, cuando comencé mi reciclo profesional en camino hacia la pedagogía. que me interesó el tema, primero en teoría y luego en la práctica; cuando tuve que lidiar en clases, con niños diagnosticados de la mencionada «enfermedad», por sus trastornos relacionados con el déficit de atención y la hiperactividad.

Por eso me interesó mucho la recomendación dada por una doctora del centro donde trabajo, acerca de una conferencia, que el día 27 de enero, sería impartida en la Asociación de Estudios Obreros ABF de Estocolmo.

Según lo que se anunciaba en la página de la institución, la charla trataría de la manera en que los estudiantes con síndrome de Asperger y / o ADHD, perciben su día escolar, así como la mejor manera que tiene el personal de la escuela de comunicarse con estos alumnos.

La responsable de dar la conferencia, sería una profesora de la Universidad Lineo de Vaxjo, Lotta Abrahamsson, quien en su infancia fue diagnosticada de padecer ADHD, un diagnóstico que comparte con sus hijos.

El salón estaba abarrotado de personas, presumo que personal docente, las cuales no se perdían una sola palabra de la oradora.

Por mi parte encontré algunas cosas interesantes, lamentablemente intercaladas de demasiados lugares comunes y chistes -entre ellos algunos de corte sexista contra los hombres- propios de estos «conversadores» que mucho abundan en Suecia y que a veces sacrifican el aspecto informativo del encuentro por aquel otro de caerle bien al público o impactarlo, por ejemplo insistiendo en que le recordaran de lo que estaba hablando. Francamente solo aguanté la primera parte de su prolongada conferencia, a lo mejor por que yo también tengo algo de este «mal», la cual de todos modos he recogido en forma de rústico video para los interesados que entiendan sueco.

De cualquier modo la charla me sirvió para confirmar lo mucho de construcción que tiene el problema, construcción que deja de serlo. o se convierte en algo mucho mas serio cuando comienza el tratamiento del paciente, como el chico sueco que vi en un reportaje de la televisión, precisamente en estos días, donde con voz de tonto y expresión de autómata contaba de un pasado pendenciero dentro de la escuela, dando la impresión, por su expresión que el remedio era peor que la enfermedad, por lo menos desde una perspectiva latina o tropical.

Tengo mi propia opinión sobre el llamado el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (ADHD), que considero más que es un síndrome conductual, el resultado pernicioso de una sociedad que se empeña por razones de orden, en de encasillar la diversidad neurológica. Se trata pues de personas a las que les ha tocado no entrar por el redil de lo «normal» , a las que etiquetamos o peor aún medicamentamos mas que por su bien por nuestra comodidad, para que se adapten a lo que esperamos de ellas, matando con los tratamientos propios de la psiquiatría las características que, en tiempos de caos y luchas por la vida harían de estos «enfermos», cuando no líderes, por lo menos supervivientes.

En este sentido me convence mucho más que las declaraciones de médicos o pacientes reciclados en personas normales y de provecho las teoría de «teoría del granjero y el cazador» expuesta por el popularizador de las ciencias Thom Hartmann, para él, el ADHD no es otra cosa que un modelo de conducta heredado por la humanidad de su etapa de cazadores, previa a la de la agricultura donde no funcionan las herramientas genéticas de los niños y adultos clasificados con este «trastorno» , un mal que hubiera sido una característica favorable a la hora de escuchar los sonidos de la presa, encontrar sus pista o simplemente poner los pies en polvorosa si se trata de salvar la vida frente a depredadores peligrosos

Al no poderse dar camino a estas habilidades en una sociedad aburrida, surge la Hiperactividad como una forma de auto-estimulo, que naturalmente choca con lo que se espera en el aula.

La sociedad necesitaría pues un giro copernicano en el tratamiento de estos y otros trastornos neurológicos y en lugar de tratar de adaptar a esta personas a ella, crearles condiciones para poder explotar, por ejemplo el dinamismo o la espontaneidad que caracteriza a los que «sufren» hiperactividad, como también ocurre con los autistas, con esas capacidades asombrosas que pueden desarrollar en determinadas esferas de la percepción.

La necesidad de este cambio pude explicar a nivel individual el éxito de los video juegos, que convierte a los jóvenes de nuevos en aquellos cazadores o guerreros que aun llevan dentro.

No se trata pues de enfermos sino de personas distintas, y resulta curioso que en los tiempos donde un padre ya no puede llevar a un hijo a un médico, un psiquiatra o un psicólogo  para que le reorienten sus temprana  inclinaciones sexuales, cuando estas apuntan al mismo sexo y por tanto a la creación de una futura pareja «estéril» y con ello el fin de las descendencia, si esté recogido el ADHD  en la Clasificación internacional del  discapacidades, que publica la Organización Mundial de la Salud. Evidentemente reorientar las conductas humanas a la reproducción de la especie resulta menos importante para esta organización mundial que frenar las energía y los impulsos que durante siglos permitieron la supervivencia de esa misma especia, impulsos que tienen sus mejores representantes en quienes catalogamos de ADHD.

 Con esto se genera una estructura, conformada por maestros y médicos encargada de detectar, dar la alarma y reprogramar, sabrá Dios con cuales resultados a la larga, a niños ADHD, los cuales a mi modo de ver están completamente sanos.

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