Por el adiós definitivo a la armas

20 Dic

Foto: Rafa 2010

 

 

A propósito del debate desatado sobre la tenencia de armas en Estados Unidos tras la masacre de niños y maestros ocurrida en la Escuela Elemental Sandy Hook.

 

Vengo de un  país donde cualquiera tenía un arma, esto no solo impidió, sino facilitó que las armerías fueran asaltadas y tras ellas el propio estado por un grupo de hombres que desde entonces mantienen la nación en guerra contra si misma y a un pueblo militarizado con todo el autoritarismo que ello conlleva.

“ESTAS ARMAS QUE PORTA LA COMUNIDAD KOREANA EN SUS COMERCIOS DE LOS ANGELES DEFENDIENDOLOS DE LOS MANIFESTANTES QUE AMENAZABAN CON SAQUEARLAS, DESTRUIRLAS Y QUEMARLA”. Foto y Texto publicado por el escritor cubano americano Manuel Prieres en su página de Facebook

 

Por otra parte, la  foto con una línea de fusileros coreanos en formación casi militar, que vemos arriba,  con la que se intenta justificar la tenencia de armas en Norteamérica, también indica que si se desata la guerra entre Estados Unidos y La República Popular Democrática de Corea (RPDC), las quintas columnas de Kim Jong Un no tendrán la menor dificultad para entrar en acción dentro de territorio norteamericano, pertrechadas y equipadas gracias a la permisividad de las armas, lo mismo se aplica para otro enemigos potenciales desde Persia a China.

Y esto por no hablar de Cuba, cuyas Fuerzas Armadas siempre contaron con el uso del sabotaje en caso de una agresión a gran escala (pregúnteselo a cualquiera de sus oficiales en activo o en el exilio); un Estado que, valiéndose entre otras cosas de la emigración ordenada y segura, ha convertido a su vecino de la Florida en un auténtico avispero castrista, basta escuchar las consignas que lanzan al éter los radio escuchas del programa «La Tarde se mueve», a quienes sólo le falta gritar, al unísono de su conductor, Edmundo García, alias «Resurrección»: PIONEROS POR EL COMUNISMO; SEREMOS COMO EL CHE (entiéndase; guerreristas).

El mito de las armas como defensa contra la imposición del Estado se viene abajo en los tiempos en los que bastan tres teclados de computadora para congelarle la cuenta bancaria a un ciudadano, lo que le convierte literalmente en «hombre muerto».

Prohíbanse de una vez todas las armas, disuélvanse los ejércitos ( Costa Rica ya dio en Ejemplo) y que viva la paz entre los pueblos.

Y para cerrar el tema sólo me resta decir: No a la medicación equivocada que enloquece y mata o a la liberación de la droga, que a otros tantos se carga, No a las armas, No al aborto, No a la eugenesia,  No a la pena de Muerte, y un NO ROTUNDO A CUALQUIER TRUCO CON EL QUE LAS DERECHAS Y LAS IZQUIERDAS (EN SU OPOSICIÓN DE APARECIENCIAS) DICEN SÍ A LA MUERTE

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