Mister Davies resucita en el caso Carromero

6 Oct

Joseph E. Davies, Embajador norteamericano en Moscú, en la portada del Time | Mar. 15, 1937

¿Sí, él del español Àngel Carromero, era un juicio de verdad, por qué se le impidió a los hijos de Oswaldo Payá, el hombre que se supone él matara, acceder a la sala? ¿Por qué se dificultó el trabajo de la prensa internacional ubicándola en un salón aparte y prohibiéndole llevar equipos de registro de lo que pasaría y abligándola a seguir el juicio por medio de un circuito cerrado? ¿Por qué se arrestó a los disidentes que quisieron ver lo que pasaría?

En el caso de Yoani Sanchez, como cuenta en su blog, tres fueron las corpulentas mujeres que impidieron asistir, metiéndola primero en la perseguidora para encerrarla, como a Modig, pero con mayor arbitrariedad, en un cuarto sin ventanas, que es la mejor alegoría que puede encontrarse de la «jusiticia cubana». En resumen si todo era correcto, por qué fue necesario secuestrar a una bloguera que solo quería reportar al mundo, lo que ocurriría este 5 de octubre, en el juicio presuntamente público, del español Ángel Carromero. ¿Acaso creían las autoridades que «el gallego» no estaba maduro para decir y aceptar lo que estas querías?

Pues parece que si lo estaba. Y ha sido así; sin testigos incómodos y con la anuencia de diplomáticos y periodistas que terminó la escena de 11 horas con la que se completa un capítulo más de la trágica telenovela, iniciada con la oscura muerte de Payá y su joven seguidor Harold Cepero.

La fiscalía mantuvo su pedido de siete años de cárcel por el delito de homicidio imprudente, y Carromero habló de su pena por el «desafortunado accidente», negando que circulara con exceso de velocidad pero sin acusar a nadie más del impacto de su auto con el arbolito, que según nos cuenta la prensa oficialista y ahora la «Justicia», mató dos individuos.

Por su parte, la abogada Dorisbel Rojas, no puedo hacer lo que se hace en estos casos, en otras partes del mundo,lo que suele hacer la defensa, presentar un peritaje alternativo al de la fiscalía, tuvo que pedir la absolución de su cliente, culpando del hecho al mal estado de las señalizaciones y la carretera, todo ello sin un auténtico respaldo técnico .

Dentro de seis días tendremos sentencia y con lo bien que se han portado los españoles, no nos cabe dudas, de que esta, tendrá que ser buena, misericordiosa, sino en su formulación, seguro en su posterior aplicación. Y es que, si ha habido un pacto, como cabe sospechar, la parte española ha cumplido con lo que pudo haberle tocado.

Lo ha hecho en la excelsa figura de su cónsul general de España en Cuba, Don Tomás Rodríguez Pantoja, quien ha calificado al proceso de Bayamo, como un juicio «correcto», «limpio» e » impecable».

Cuanto nos gustaría creerle, mas la historia nos enseña, la mucha vista gorda que hacen los gobiernos y los estados cuanto se trata de resolver las cosas en familia, es decir, de espalda a la ciudadanía, de cubrirse mutuamente e intercambiar favores, poco importa las ideologías y los partidos. Y si hay alguien que ahora necesita de Cuba, ese es el gobierno del PP que navega sobre un balsa de petróleo, la de la ingobernabilidad que muy fácilmente, la Habana con sus agentes y recursos pudiera encender.

Lo mejor que puede hacer Don Tomás Rodríguez Pantoja es emular a un fallecido colega americano, Joseph E. Davies, autor de las memorias «Misión a Moscú» y decir que todo marcha bien en Bayamo como en La Habana.

Davies hizo de sus «memorias» como embajador norteamericano en la Unión Soviética, libro publicado por Simon & Schuster en 1941, y del cual se vendieron unos 700.000 ejemplares en todo el mundo, el recurso propagandistico más poderoso que un supuesto «no comunista» haya colocado jamás al servicio de la URSS, poniendo en evidencia el contubernio en que pueden caer el capitalismo y el comunismo cuando encuentran un objetivo común, por aquella época, derrotar al nacional socialismo alemán.

En 1943, el libro fue adaptado como película por la Warner Brothers. El embajador es protagonizada por Walter Huston. Se trata de una película que solo se encuentra en páginas nostralgicas del estalinismo como la del partido Comunista Obrero español, que los críticos e historiadores del cine prefieren ni mencionar a persar de mostrar como pocas, el modo en que esa industria se somente a los interses del poder, cuando ese necesita borrar memorias y crear afinidades, con el Diablo si es preciso.

Se trata de un filme donde al embajador polaco -¿Quién si no?- que intenta abrirle los ojos a su colega norteamwericano, sobre las verdades de la URSS, se le presenta como un intrigante, donde se justifica las paranoias de Stalin sobre sabotajes y conspiraciones Trotsko-nipo-nazistas y porque, entre otros crímenes contra la verdad histórica , sirvió para legitimar, el juicio del año 1937, de los que el propio embajador norteamericano fue testigo y fiador.

Cuadro de la película «Misión a Moscú», donde se representa el juicio de 1937 desde una perspectiva claramente estalinista

Para quienes no recuerden de que se trata, aquí está la novela de Padura: «El hombre que amaba los Perros», la critica mas contundente realizada por algún cubano a la Unión Soviética, la misma URSS que Davies enaltece en esas memorias que nunca debieron ser escritas. Así paradójicamente los hijos del capitalismo crean enredos que luego, quienes crecen dentro del socialismo están llamados a deshacer.

¿Qué podemos esperar de un cónsul español, después de conocer la historia del empresario y abogado Joseph E. Davies, hombre de confianza del presidente Roosevelt que tanto empeño puso en convencer al mundo de lo «correctos», «limpios» e » impecables» que habían sido los proceso judiciales, implementado por el dictador georgiano contra sus enemigos internos?

Hoy en Cuba, no se trata tanto de Castigar a Carromero, como de borrar cualquier sospecha de intencionalidad , por parte del Gobierno en la muerte de Payá. Para que esto funcione bien hace falta el respaldo de un agente externo, el que da desde España con el nuevo Moratinos: José Manuel García-Margallo, ese que frente a Cuba y el caso Carromero, se comporta como otro Joseph E. Davies redivivo.

Posdata

Para confirmar lo triste del papel jugado por España en este caso sólo hay que leer el artículo «Un juicio público en una ciudad tranquila» , publicado el 11 de Octubre de 2012, la página «Castas desde Cuba» de la BBC. El lector podrá aquí constatar lo útil que resulta la posición del consul español para lavar las manos como periodista, de  «nuestro hombre en la Habana» de la agencia informativa británica, es decir el ojo en la isla del siempre complaciente con Cuba capitalismo inglés. Me refiero al ya tristemente célebre Fernando Ravsberg, quien entre otras cosas favorables el modo en que han procedido las autoridades cubanas escribe en la nota mencionada:

El cónsul de España en Cuba, Tomas Rodríguez, describió el juicio contra su compatriota Ángel Carromero como «limpio, abierto y procesalmente impecable», asegurando que el acusado recibió un buen trato y que «la defensa ha estado muy bien».
Cuando lo periodistas extranjeros oímos esta síntesis respiramos tranquilos porque si nos hubiera tocado hacerla a nosotros nos acusarían de procastristas. Rodríguez, en cambio, representa a un gobierno de derecha políticamente enfrentado a La Habana.
Lo cierto es que dentro de la sala el acusado estuvo acompañado del Cónsul de su país y de un abogado enviado desde España por su familia para asesorar a la letrada cubana que -coincido con el diplomático- llevó el caso con mucha habilidad.
En otra sala estábamos los periodistas. Nos prohibieron entrar grabadoras, laptop, cámaras y teléfonos pero en cambio nos permitieron seguir todo el juicio en directo por un monitor de TV, mientras nuestros colegas gráficos esperaban lograr una imagen en la puerta del tribunal.

Según mis recuerdos no teníamos semejantes facilidades desde el proceso contra los salvadoreños que colocaron bombas en hoteles turísticos, a finales de los años 90.

Si durante el la rueda de prensa dada por Modig en Cuba, Ravsberg, parecía un fiscal indagando sobre todo lo que pudiera comprometer la misión del sueco en Cuba, ahora no solo no tienen nada que objetar, a la falta de conctacto directo con el español, al aislamiento sometido a la prensa durante el juicio, sometida a la voluntad de un solo interruptor, sino que se ha agarrándose de las declaraciones del representante español, para legitimar este Juicio de Carromero que le ha dejando tan contento, mas interesado parece en contarnos morbosamente las imágenes del increíble desguase de Payá a manos de un arbolito o asegurarnos que apuntó el nombre de la defensora del acusado, como si esta hubiera hecho lo máximo que se pueda hacer, dándonos a entender que es tan profesional que si algún día el periodista necesitara un abogado en Cuba le gustaría que fuera ella. Que no tiente al diablo el Ravsberg, que cuando se pacta con éste, como su articulo sugiere, el maligno suele cobrar muy caro, tanto que ni la mejor abogada puede salvarnos, lo mismo si se es periodista, simple diplomático o incluso canciller.

Una respuesta to “Mister Davies resucita en el caso Carromero”

  1. aleon 8 octubre 2012 a 7:45 PM #

    Reblogged this on Aleon and commented:
    Muchos interrogantes…. ninguna respuesta.

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