Noche de Ruidos en el Cervantes de Estocolmo

12 Ene

11 de Enero de 2010.Instituto Cervantes de Estocolmo, Charla-Concierto: "Ruido y Capitalismo". Foto: Germán Díaz Guerra

Comentando el coloquio-concierto Ruido y Capitalismo

Llegue in tanto temprano al Cervantes, con la idea de «hacer tiempo en su biblioteca» eran las 17: horas y 45 minutos, el concierto charla comenzaría oficialmente a las 18:30. Desafortunadamente la biblioteca ya estaba cerrada, por reparaciones, con una ciudad congelada no era cosa de volver a salir, así que me acomodé en el vestíbulo a leer y releer los libros que quería devolver ese día., a dar uso de la páginas que por poco interés o premura me habría saltado.

Fue la oportunidad de fijarme en el publico asistente al evento, conformado entre otros personajes por dos tres maestros, dos chilenas, una de las cuales conocía de antaño y un colombiano. Este último charlaba sobre la aplicación que hace entre sus alumnos y sin la complacencia de sus colegas suecos de la pedagogía de la liberación, de Paulo Freire, comunicándome sin quererlo su orientación hacia esa izquierda que siempre que solo aplica la liberación en un sentido, nunca contra el poder que ejerce sobre sus miembros en nombre del anticapitalismo el partido.

Por fin se inició el evento: sobre el estrado Alan Courtis, junto a otro «artista» de apellido sueco hacía su parte en la obra, un ruido ensordecedor.

Alan Courtis, derecha. Foto: Germá Díaz Guerra

mientras que Mattin con un micrófono, daba vueltas por el salón improvisando un discurso en el que alternaba una especie de descripción del estado de los espectadores, con gritos desgarradores, que no vendrían al caso.

Mattin. Foto: Germán Díaz Guerra

No pasaron muchos minutos sin que mis colegas chilenas se retiraran, no sin antes preguntarme una de ellas, la que ya conocía, si me quedaría para escuchar aquel «bodrio».

Sin duda alguna los «músicos» habían logrado el primer objetivo de todo artista de vanguardia que se precie, provocar a sus, o a alguno de sus, espectadores.

Terminada esa sección la directora del Cervantes, Zoe Alameda presentó la actividad como la apertura del ciclo «Intensidades», del que participaran artistas e intelectuales. Por cierto en la página del Cervantes se anuncia el ciclo con una palabra no precisamente española: Intensities, lo cual me parece una conseción innecesaria a la lengua inglesa, algo cada vez más común en los programas culturales, sobretodo televisivos,  que se generan en nuestra «Madre Patria».

Irene Zoe Alameda, Directora del Cervantes presenta el ciclo que se inicia con la actividad de esta noche. Foto: Germán Díaz Guerra

A continuación se inició un dialogo entre Courtis y Mattin, sobre la relación entre el arte y el capitalismo, sobre la posibilidad de superar el capitalismo con los medios del arte. Un diálogo en el que se le daba participación al publico, oportunidad que aprovechó el profesor colombiano para exponer su rechazo inicial al evento y su curiosidad por la manera en que el capitalismo sería enfrentado por los artistas.

Courtis y Mattin debaten sobre creación artística y capitalismo. Foto. Germán Díaz Guerra

Courtis y Mattin comenzaron a responderle el hombre se levantó y se fue, por lo visto disgustado con un enfoque que se apartaba del típico manual leninista, perdiéndose el final, bastante ortodoxo que daba Mattin, el de que sería por una acción colectiva.

Continuó la charla, por momentos incoherente y casi una polémica entre Courtis y Mattin, cuando el primero aceptaba la existencia de una dimensión humana de la creación que no se sometía al capitalismo, mientras que el otro aseguraba, o daba la impresión de asegurarlo, seguramente corregirá esta impresión, de que el sistema lo perneaba todo, señalando como ejemplo que ellos recibía dinero por lo que estaban haciendo y que los asistentes, para poder estar presentes y disponer de ese tiempo también deberían haber creado previamente valores, bajo la normativa del dinero..

Por un momento la indefinición del capitalismo pareció centrarse en el uso del dinero, y en este sentido me pareció muy acertada la intervención de la directora como una asistente más , explicando, además de la tendencia que todos tenemos a maximizar nuestras ganancias, la importante del dinero como instrumento, como una símbolo o convención que ayuda en el proceso del intercambio de valores, y por supuesto un estadío superior al trueque, indicando que el mal no está en el dinero en si, sino en su conversión en un fin.

Por mi parte con el concierto charla se reavivaba en mi la preocupación que despiertan estos artistas que en busca de rupturas hacen lo mismo, que he visto hacer en Cuba, con todo y el totalitarismo imperante hace décadas, que a su vez era lo mismo que hacían las primeras vanguardias, al fines del siglo XIX y principios del XX.

Así se los hice notar a los creadores, cuestionando ruido que hacían, no tanto ruido físico , como ruido en el sistema capitalista, concretamente en sus códigos de creación cultural, aludiendo como ejemplo a las viejísimas grabaciones de Juan Blanco, el introductor de la música electroacústica en Cuba que, yo, que era mas joven que ellos, hoy les doblaría la edad, había escuchado en un país de la periferia como era mi isla, subrayando que lo que estaba presenciando no iba mas allá de los que se hacía a mediados del siglo pasado y talvez antes.

http://www.cubanow.net/includes/mostrar.php?imagen=img_shrt2&type=img_shrt2_type&table=articulo&id=5761

Juan Blanco (1919-2008) introductor en Cuba de la música electroacústica.

Alan Courtis se defendió diciendo que ellos no hacían música electroacústica, ni tampoco habían dicho que estuvieran haciendo algo nuevo, que ese tipo de música se hacía desde 1910.

Por su parte Mattin criticó a quienes sin haber leído, Noise & Capitalism, su libro , por cierto publicado en la lengua que algunos llaman del imperialismo,  lo criticaban.

Mattin, derecha, "haciendo ruido". Foto: Germán Díaz

No quise alargar mas el evento con una polémica personal con los artistas, aunque declaro en mi defensa que nunca declaré que ellos dijeran que lo que hacían era nuevo, ni tampoco me refería a su libro, sino concretamente a un espectáculo, no exento de carga ideológica, en esta caso anticapitalista, que paradójicamente a quienes había espantado era, presumiblemente, a los más anticapitalistas de los asistentes, los dos tres maestros sudamericanos.

Debo concederles que no se trataba de música electroacústica, si por ella se entiende obras compuestas por sonidos pregrabados o sintetizados, quizás en propiedad habría que hablar, dado el uso de computadoras al margen de los instrumentos rústicos que se empleaban, desde un arco hasta tiras de pegar, de música electrónica en su genero experimental, que de alguna manera sigue la huella del creador de la música concreta Pierre Henri Marie Schaeffer, sólo que si aquel grababa previamente musicales y ruidos concretos, en este caso la producción del sonido, se hacía e improvisaba en vivo, ante el espectador. Incorporándose a ello desde el dialogo entre los artistas hasta la voz de la propia traductora que vertía sus palabras al sueco.

Alan Courtis. Foto: Germán Díaz Guerra

No se le puede negar merito a estos creadores, no importa lo incompresible, grotesco u ofensivo que resulte para muchos espectadores lo que hacen, es verdad que no son gestores de un género, sin embargo, me dan la impresión de que con mucha seriedad intentan reordenar los elementos de lo que hace hasta darle el sello personal que todo artista busca.

Otra cosa sería pretender subvertir el capitalismo con este medio, subtexto de lo que vimos este día en el Cervantes.

Sin lugar a dudas entre arte y capitalismo se da una relación muy parecida a la que existen entre; «rex cogitans» y «rex extensa» la pensamiento y materia, desde la percepción cartesiana, apenas se encuentran. Aunque cuando lo hacen es para beneficio de la segunda , en este caso del mercado que sabe como sacarle un máximo partido al arte auténtico y aunque también a lo que no lo es.

De ahí que el artista, que realmente lo es no pueda con su obra subvertir nada, mientras que el mercado sabrá sacarle partido al mismo con arte e instrumentalización política, lo que ocurre entre nosotros y la muerte, según Epicuro, que no nos concierne pues, «mientras existimos , la muerte no está presente», en esto le doy la razón a mi colega Germán Díaz, presente en el evento, quien a la salida me comentaba que cuando el arte se mete a hacer política deja de ser arte.

Por lo demás no dejo de felicitar a la dirección del Cervantes por haber revitalizado la fría y oscura noche de Estocolmo con el ruido de unos artistas vocación creativa y provocadora, merece nuestro aplauso.

………………………

Pinche a continuación para escuchar  una entrevista hecha a Mattin  con motivo de la publicación del libro “Ruido y capitalismo”: Ars Sonora – 02 enero 2010

Instituto Cervantes de Estocolmo: Coloquio-concierto "Ruido y Capitalismo". Foto Germán Díaz Guerra

4 respuestas to “Noche de Ruidos en el Cervantes de Estocolmo”

  1. azor 24 enero 2013 a 9:58 PM #

    jajajajaja…………………………AMY MARTIN y los euros pillados en IDEAS con Carlos mulas,jajajajajajaja………….3000 euros por artículo

  2. chorro 24 enero 2013 a 5:43 PM #

    La gran escritora de fama mundial Irene Zoe Alameda, Alias Amy Martin. Superor al mismísimo Cervantes.

  3. Blanca Oraa Moyua 9 febrero 2010 a 1:07 PM #

    Me ha llamado poderosamente la atención que para criticar el trabajo de Mattin, que es un artista multidisciplinar, que ni siquiera habla de si mismo como músico sino como productor de ruidos utilices palabras hirientes.

    No sé si estarás informado del CV de Mattin, te aseguro que podrías cambiar de opinión si lo conocieras.
    Respecto a llamar ortodoxo al discurso de Mattin me parece un tanto arriesgado.

    Resumiendo: no me ha gustado tu crítica, es más, me ha dolido la falta de respeto con la que tratas a los artistas.

    Y me vas a perdonar, pero necesitas urgentemente un corrector de gramática.

  4. Mickey 12 enero 2010 a 6:29 PM #

    Súper interesante este post. Llama la atención que muchas veces, tratando uno de ser original, termina (en este caso los artistas) repitiéndose. Me hubiera gustado de todas maneras poder estar presente. No creo que me hubiera marchado de la charla-concierto como lo hicieron algunos. Muy cierto que el rechazo a una obra de vanguardia es algo un artista de esa onda trata de lograr.

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