Dos muestras de Literatura homoerótica cubana

25 Ene

Entre los destacados escritores y periodistas que leen Cuba Nuestra, no podía faltar Vicente Echerri: Nacido en Trinidad, Cuba, en el año de 1948, nuestro amigo es, además de traductor, autor de varias obras, como el poemario Luz en la piedra (Madrid, 1986), los ensayos que se recogen en La señal de los tiempos (1993), Historias de la otra revolución (1998) así como de numerosos artículos de opinión que podemos leer en periódicos de Estados Unidos, como El Nuevo Herald,  y de Latinoamérica.

Echerri nos ha hecho llegar un poemario y un libro de cuentos, ambos de su autoría, acompañados de una amable carta, en ella se refiere a la bandera cubana que portamos en los hielos los cubanos de Suecia, con excepción del ”innombrable Cundiamor, quien ya sabemos quién es. Saluda a los miembros del equipo de Cuba Nuestra y pregunta como nos vá  en estos fríos aterradores que están asolando a Europa.

También explica que los libros –que por cierto han sido editados recientemente, recogen viejos textos dados a la luz para que no sujeten como lastres, se trata de trabajos que han pasado por numerosas purgas, lo cual puede indicar dos cosas, calidad en la selección y supervivencia a la censura.

https://i0.wp.com/4.bp.blogspot.com/_20JQkeeN_S0/SxgveF4hoII/AAAAAAAAAUw/C8q1p6vcAlA/s400/Vicente.jpg

Vicente Echerri y su gato Stewart, de cuya pérdida despues de 18 años de compañia, el escritor aún no se ha repuesto.

Picado por la curiosidad me entrego a la lectura del  Poemario, titulado. Casi de Memorias, y publicado dentro de la colección Jardines Invisibles de Blue Bird Editions Coral Gables, Florida 2008.

Es una poesía llana, sin complicaciones metafóricas que se lee fácil y que nos lleva por la vivencias del autor sin grandes contratiempos, es para mi una buena poesía.

Un tanto por sorpresa descubro en ella motivos homoeroticos, ya en el pescador del Cena que pretende pescar para el autor, en el poema Beaux Arts, o en los dos soldados húngaros que recorren la cortina de hierro y al que el poeta se los imagina fornicando despreocupadamente a las orillas del Danubio en “Primavera”.

Sospecho que ese también será el motivo del libro de cuentos Doble Nueve, de la edición Caniquí, Ediciones Universal, Florida 2009, una serie de relatos calificados por la dedicatoria que nos hace el autor de Heterodoxos, y vaya si los son desde el momento en que en la nota introductora su autor nos explica que se tranta de cuentos de amor y de muerte donde el contenido homoerótico sirve para realtar sus complejidades. En este caso, como bien nos ha recordado el autor en otra nota, Los protagonistas de estos cuentos —con excepción de «Doble nueve», el que le da nombre al libro— más que homosexuales, son bisexuales o, como solía decir tan propiamente su difunto amigo Alberto Guigou, ambisexuales; es decir, que su sexualidad se da como un aspecto del plural, diverso, impreciso, fronterizo y, si quieres, turbio carácter de la criatura humana. Esa zona seductoramente intermedia, según sus propias palabras,   es la que le  ha parecido siempre más rica y explotable en términos literarios que los territorios, presuntamente definidos, que la limitan.

Por mi parte, cuando reviso los cuentos,  descubro que el escritor se desenvuelve en el género con la misma soltura que en la poesía, que traduce a sus códigos el mismo talento, además de la universalidad o criollez de los contenidos, que ya había observado en el primer libro.

Reconozco que no soy un experto en este tipo de literatura, ni siquiera un aficionado, tal vez por la homofobia, consiente o inconsciente que desde la infancia se nos inculca a los cubanos, del mismo modo las exigencias de la actualización cultural me ha llevado a chocar con ella, y reconocer mas allá de la inclinación sexual que aparece como contenido, los valores literarios que encierran obras de un género que se pierde en el pasado, en Platón, en Homero, y que no le ha faltado cultivadores en Cuba, desde el gran Lezama Lima hasta Reynaldo Arenas.

Y hablando de Arenas, la aparición de estas dos bien cuidadas ediciones en el contorno de Miami demuestra que esta ya no es aquel purgatorio que describía, en relación al infierno cubanos, el escritor Gay, antes de marcharse a Nueva York, si estos libros se publican y venden allí es porque algo esta cambiando dentro de la comunidad cubana, frente al fenómeno, aún incomprendido de la homosexualidad,  o de la bisexualidad, de modo paralelo a lo que ocurre en Cuba, desde los tiempos de la película Fresa y Chocolate (1993) hasta el presente en que bajo la batuta de Mariela Castro se está desarrollando una nueva actitud ante los homosexuales, trans o bisexuales.

Ciertamente la atracción por el mismo genero no acaba de ser explicada, tal vez por lo variado de las causas biológica, sociales, o culturales que den lugar a ella. Y se trata de un fenómeno que nunca ha sido pasado por alto por el poder imperante, unas veces promoviendola como mecanismo anticonceptivo, otras reprimiéndola a fin de canalizar hasta las ultimas energía del libido hacia la reproducción y crecimiento de los miembros de la nación y otras simplemente protegiendolas bajo un concepto de tolerancia y convivencia entre ciudadanos de hábito  y concepciones diferentes en lo que a vida erótica se trata.

Es pues un fenómeno de interés público, que todos, incluso quienes no nos vemos involucrados en él y amamos sin ambivalencia al genero opuesto  debemos comprender:  la sexología, la psicología puede echarnos una mano, pero también la literatura,  que reproduce, de manera descarnada y honesta -incluso diferenciando entre el narrador y el escritor real-, la pulsación homoerótica, en este sentido, son de agradecer obras como las que aquí hemos comentado.

Y por favor que  no se valgan de esto mis enemigos para acusarme  de gay u homosexualista  por que  no soy,  ni lo uno, ni lo otro, soy un hombre que considera que en el arte y la literatura es el único lugar donde no pueden existir vedas.

2 respuestas to “Dos muestras de Literatura homoerótica cubana”

  1. gustavo carmona 26 enero 2010 a 3:58 PM #

    Conosco personalmente a Vicente Echarri desde que peinaba una larga cabellera,lo conoci en New Jersey,me lo presento mi amigo Estevez de Arcos,trato mis amigos con defectos y virtudes,no soy nadie para jusgarlos,pero soy un admirador suyo.

    • enrique Duran 13 diciembre 2013 a 9:23 PM #

      e leido sus comentarios y me gusta su estilo. y como trinitario me siento identificado con ‘el

Replica a enrique Duran Cancelar la respuesta